la Diputación

El vicepresidente, José María Bravo, abre su ‘cajón desastre’ para mostrar algunas cuestiones básicas de la gestión municipal y dar inicio al curso de la Escuela de Gestión y Buen Gobierno

La Escuela de Gestión y Buen Gobierno de la Diputación dio ayer comienzo a un nuevo curso con el vicepresidente de la institución provincial, José María Bravo, ejerciendo de ponente en una sesión que, además de informativa para sus asistentes, fue también amena y entretenida, logrando así el objetivo del Servicio de Asistencia a Municipios que dirige Pilar Martín de “ofrecer a alcaldes, concejales y personal de los ayuntamientos una manera diferente y práctica de aprender, de primera mano y de personas con experiencia en la materia, algunas de las cuestiones básicas relacionadas con el día a día de la gestión municipal”.

Bajo el título ‘Gestión de un pueblo de menos de 250 habitantes: un cajón desastre’, el cerca de medio centenar de personas, algunas de ellas procedentes también de municipios de mayor tamaño, como fue el caso de la alcaldesa de Cantalejo, Ana Rosa Zamarro, o de la alcaldesa de La Lastrilla y también diputada provincial, Elisabet Lázaro, pudo aprender de la experiencia del vicepresidente como regidor de San Miguel de Bernuy, en el año en el que Bravo cumplirá tres décadas en la alcaldía.

Durante alrededor de dos horas, José María Bravo compartió con los asistentes, -muchos de ellos, alcaldes y alcaldesas que han estrenado su cargo tras las pasadas elecciones del mes de mayo- algunos de los problemas que afectan, a menudo, a los pequeños consistorios y algunas de las posibles soluciones que pueden ofrecerse ante este tipo de cuestiones. El diputado comenzó argumentando el título de su ponencia, señalando que “el alcalde de un pueblo pequeño tiene un pequeño cajón desastre en el ayuntamiento porque tan pronto debe abordar cuestiones sobre medioambiente y sostenibilidad o urbanismo, como gestionar un programa cultural o abrir las puertas del cementerio”. Así, Bravo, tras abordar temas como la edificación y los tipos de suelo o el deseo de la existencia del doble empadronamiento, hizo hincapié en la importancia de conocer bien la estructura de la Administración y todas aquellas entidades e instituciones a las que los equipos de Gobierno municipales deben dirigirse ante las diferentes situaciones del día a día. 

Como diputado de Cultura, además, José María Bravo quiso exponer algunas cuestiones referentes a la gestión cultural de un ayuntamiento y, antes de finalizar abriendo un turno de preguntas y comentarios, en el que los asistentes compartieron las principales dificultades que afrontan desde sus ayuntamientos, como la inexistencia de bares, los problemas de depuración y potabilidad del agua o la imposibilidad de ampliar el suelo urbano, quiso recordar a los presentes que  “el ser o no un buen alcalde se basa en tener una credibilidad delante de los vecinos, una empatía y una inteligencia emocional”. “El alcalde no puede ser un mero gestor de hormigón; se pueden hacer muchas cosas en un pueblo que hagan que sea rico o pobre, pero lo verdaderamente importante es que haya una unidad entre el equipo de Gobierno y los vecinos”, sentenció el vicepresidente de la Diputación.

El próximo curso de la Escuela de Gestión y Buen Gobierno tendrá lugar las tardes del 20 y 21 de febrero bajo el título ‘Hablar en público. Conectar e influir’, impartido por Ana Herrero, comunicadora y fundadora de Sepúlveda Viva.